martes, 5 de abril de 2016

Fábulas


CAMPO FORMATIVO: Lenguaje Oral

COMPETENCIA: Escucha y cuenta relatos literarios que forman parte de la tradición oral

APRENIZAJE ESPERADO: Escucha, memoriza y comparte poemas, canciones, adivinanzas, trabalenguas y chistes


Las patas de un elefante

Va a comenzar la primera clase de la tarde. Un gorila, sentado en su pupitre, se entretiene mirando a su alrededor. Está aburrido y, además, se le conoce por su insaciable curiosidad. Tras pasear sus ojos por los demás pupitres, repara en un nuevo alumno. Es el elefante, y la verdad es que le cuesta un poco sentarse como los demás alumnos. ¡Tiene un cuerpo tan grande!

El gorila se fija en sus propias patas; después las compara con las del elefante, y sonríe muy divertido.  « ¿Cómo se las va a apañar para escribir con esas patas tan enormes? Seguro que no sabe ni poner la jota», piensa para sus adentros el gorila.

Tras esto, llega el profesor y lo primero que les ordena es que escriban sus propios nombres. El gorila no quita ojo al elefante; este, sin inquietarse, coge el lápiz con su trompa, y se pone a escribir tranquilamente. El gorila está asombrado. ¡Con qué destreza maneja el elefante lápiz y papel!, mientras el, por el contrario, tarda de lo lindo en comenzar a escribir su nombre.

Una vez corregidos los ejercicios, el profesor se apresura a felicitar al elefante, pues ha sido él quien ha conseguido la nota más alta. El gorila, en cambio, no ha pasado del aprobado. Verde de envidia, observa de reojo al elefante, mientras da vueltas y más vueltas a su lápiz. «No volveré a reírme nunca más de las patas de un elefante», pensó el gorila.

Moraleja: Y es que en la vida es importante el siguiente dicho: «Dime de lo que presumes y te diré de lo que careces…».


La cigarra y la hormiga.

Era verano, el bosque estaba llena de animales disfrutando del sol abrasador. En este bosque vivía una cigarra que siempre estaba feliz, cantando y bailando sin parar durante cada uno de todos los días del verano. Muy cerca de ella vivía una pequeña hormiga muy trabajadora que todos los días del verano desde que amanecía hasta que anochecía los pasaba recolectando granos de maíz para el largo y frío invierno.

Un día, la cigarra mientras tomaba el sol plácidamente vio a la hormiga que pasó junto  a ella con una pesada carga y le preguntó:

– Hola hormiguita, ¿qué haces que no disfrutas de estos días tan hermosos de sol?

– Hola Sra. Cigarra, tengo que recoger abundante comida para el largo invierno pues entonces estará todo nevado en habrá nada que comer. Usted también debería hacer lo mismo en vez de sólo cantar y bailar… Respondió la pequeña hormiga
A todo esto a la hormiga se marchó y continuó con su trabajo mientras que la cigarra ignoro por completo su consejo para bailar y cantar durante todos los días del largo verano.

Cuando el invierno llegó la cigarra empecé a notar en frío en sus huesos, entonces se acordó de aquella pequeña armilla que bien le aconsejó y a la cual no hizo caso. Fue entonces cuando decidió ir a su casa a pedir ayuda:

– ¡Toc Toc! se escuchó la puerta.
– Abrió la puerta la hormiga y vio a la cigarra tiritando.
– ¡Hola amiga armilla! ¿Podría usted darme cobijo en su casa para que no hace frío y también algo de alimentos para pasar el invierno?

– Lo siento Sra. Cigarra, pero no puedo darle cobijo… Bien le avisé durante el verano para que esto no le ocurriese, usted me ignoro y lo pasó disfrutando mientras yo iba cargada de un lado para otro con pesados granos de trigo.


Moraleja: En la vida no todo es color de rosas, para vivir bien en ocasiones debes trabajar duro.


La liebre y la tortuga

Una vez, una Liebre, se burlaba de las patas cortas y de la lentitud al caminar de una Tortuga, sin embargo, esta no se quedó callada, y se defendió lanzando una risa, y dijo a la Liebre:

"Puede que seas muy veloz amiga Liebre, pero, estoy más que segura poderte ganar una carrera."

La Liebre, sorprendida por tal decir, aceptó el reto sin pensarlo dos veces, ya que ella, estaba muy segura de que ganaría a la Tortuga a ojos cerrados. Entonces, ambos propusieron a la Zorra, que señale el camino y la meta. Días después, llegó el esperado momento de la carrera, y al sonar la cuenta de tres, inició la carrera de estos dos contendientes.

La Tortuga no dejaba de caminar y caminar, pero a su lento paso, avanzaba tranquila hacia la meta. En cambio la Liebre, corrió tan rápido que dejó muy atrás a la Tortuga. Al voltearse y ya no ver a la Tortuga, la Liebre vio segura su éxito sobre la carrera, y deicidio echarse una siesta. Poco después, la Liebre despertó y vio si por atrás seguía sin llegar la Tortuga, pero al ver hacia la meta, vio a la Tortuga muy cerca de la Final, y en un intento desesperado por correr lo más veloz que pudo, la Tortuga llegó y ganó.


 Moraleja: Con seguridad, constancia, y paciencia,
aunque parezcamos lentos, siempre lograremos el éxito.
Recuerden, poco a poco, se llega muy lejos.

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